OBNI (objeto brillante no identificado)

Últimamente estoy como obsesionada (sin caer en la medicación) con unos leggins como éstos. Tipo catwoman, pegados a la pierna como una segunda piel, me da igual que sean de lentejuelas, látex o cuero. Lo importante es que brillen. Cada vez tengo más asentada mi teoría que a cierta edad (no antes de los 35 y no después de los 40) las mujeres nos convertimos en urracas, en un sentido totalmente positivo, me explico... Como esos pájaros, nos llevamos al nido cualquier prenda que destelle sea por cristalitos swarovski, brillantitos o elemento que la haga relucir. Lo que antes nos hubiera pasado desapercibido ahora impacta en nuestra pupila y pasa a convertirse en objeto deseado. Plata, oro o joya. Si antes hubierámos espetado ¡qué horror brilla! ahora lo queremos precisamente por eso. Afortunadamente como estas aves listas, atesoramos objetos brillantes como simple debilidad. Lo cual significa, o debería significar que la probabilidad de que acabemos enfundadas en estos pitillo, o que alguna vez nos pongamos aquella diadema de strass que compramos en un rapto urraquil son altamente improbables. Qué sabio el mundo animal.