Beat girls, pitillos negros y boinas

Un artículo reciente del suplemento Culturas (del periódico La Vanguardia), rememoraba como una subcultura anticomercial, la del beatnik (escritores, poetas enamorados de la América negra, el jazz, en contra de las mentes cuadriculadas de una sociedad convencionalista, seres con hambre de libertad, que buscaban la belleza y el amor), precisamente, había generado en los 50´tanta imaginería en torno, ni siquiera superable por los mods (en 1964) o el punk (en 1977).

La película "Me enamoré de una bruja" (1958) ejemplificó a través de la bruja que interpretaba Kim Novak los tics de la chica beat: amante del arte africano, que va a clubs de jazz y bongos, vestida totalmente de negro, con concesiones al leopardo, que busca una noche a su gato con los pies descalzos sobre las calles de NY.

En lo que a moda se refiere, la imagen beat ha dejado un legado impagable.

Esas chicas beatnik que bailaban descalzas en clubes a ritmo de bongos; hoy hacen gala de una cierta y estudiada despreocupación por el vestir.

Van totalmente de negro, con mallas, suéters de cuello chimenea, con pitillos pegados a la piel que llevan las chicas de moda (las kates, las siennas, las modelos de turno...) Que hasta GAP promocionó buscando a otra chica beat con beat attitude en un divertidísimo anuncio a ritmo de AC/DC.

Y van a la compra descalzas, llevan jerseys de rayas blancas y negras, mallas oscuras y boinas francesas; aunque en espíritu nada tengan que ver con las originales chicas beat que se revelaron contra el sistema...